Las gárgolas son unos elementos de piedra que llaman la atención a niños y mayores por sus diseños y formas. En ocasiones representan animales o personas, pero también monstruos u otras criaturas de origen desconocido. Suelen encontrarse en casi todas las iglesias, catedrales y edificios históricos a lo largo de toda Europa, pero ¿qué son realmente las gárgolas?
Para poder saber más sobre estos elementos arquitectónicos vamos a hacer un pequeño repaso por su origen, significado y uso. De este modo podremos descubrir que en realidad las gárgolas no son más que una manera de evacuar las aguas pluviales. Por lo que se trata de un elemento muy similar en uso a lo que hoy en día llamamos canalones. Aunque la forma, aparentemente, no tenga nada que ver.
Origen de las gárgolas
Se sabe que ya en el antiguo Egipto los arquitectos añadían gárgolas a sus construcciones. Así como también lo hacían en la cultura griega y en el imperio romano. En un principio no se trataba de más que un elemento práctico utilizado en construcción para expulsar el agua de la lluvia. Pero en algún momento de la historia, las gárgolas adquirieron un significado extra. Utilizando a partir de entonces todo tipo de formas y tamaños.
Así, se sabe que en Egipto eran habituales las gárgolas con forma de león. Ya que de este modo se utilizaba a este poderoso animal para proteger las edificaciones del dios Seth y sus castigos. Estas represalias habitualmente se producían en forma de copiosas lluvias. Probablemente el miedo a esas tormentas y los efectos de las precipitaciones también tuvieran que ver con el desarrollo de la parte útil de las gárgolas. De ahí viene que las gárgolas más antiguas tengan formas de animales protectores. Como también son los perros o las águilas, muy comunes en las gárgolas más antiguas.
Aunque a lo largo de la Edad Media, los animales dieron paso al uso de seres inventados que creaban una mitología paralela para atemorizar al pueblo. Es en este momento cuando se comienzan a inventar seres monstruosos que sustituyen los motivos animales más usados hasta esos tiempos.
Uso práctico de las gárgolas
Tal y como hemos visto anteriormente, el uso práctico de las gárgolas es tan simple como canalizar el agua de la lluvia. Es decir, estos elementos arquitectónicos recogen las aguas pluviales y las expulsan a cierta distancia de la pared. De este modo se evita que las paredes de la construcción en la que se encuentren puedan verse dañadas.
Habitualmente para conseguir este fin se hacía un canal tallado en la espalda de la gárgola que conducía el agua hasta la boca, donde se abría un orificio. Aunque también se pueden colocar de distintas maneras. Haciendo que los canales fluyan por las piernas y desagüen por otra parte del cuerpo del animal o ser mitológico. Distintos diseños, pero conservando la misma utilidad.
En el origen de uso de estos elementos los diseños eran bastante sencillos. Pero con el paso del tiempo y las distintas evoluciones culturales esto cambió. Hasta llegar al punto en Europa de hacer gárgolas muy elaboradas cuyo único fin era, además de evacuar el agua, causar terror. Manteniendo así al pueblo controlado gracias al miedo que las gárgolas ejercían sobre ellos.
Las gárgolas en la Edad Media
Como todos sabemos, el medievo es una época muy oscura en la que la mayoría de la gente no tenía acceso a una educación básica. Por lo que era muy sencillo controlar a la gente a través del miedo y las supersticiones. Por eso las gárgolas comenzaron a tener un segundo papel en este momento de la historia. Se convirtieron en un medio más para hacer que la gente estuviera al servicio de la iglesia. Así las gárgolas eran las protectoras de los templos frente a los malos espíritus. Por lo que éstos se convertían en lugares seguros a los que había que asistir con asiduidad.
Así comenzó a crearse un nuevo imaginario colectivo representado en esos monstruos y bestias con partes de distintos animales. En Francia se dice que el nombre de las gárgolas viene de un dragón. Esta bestia se llamaba Gargouille y asustaba a los viajeros por los caminos. El arzobispo de una ciudad decidió darle caza y colgarlo de una de las esquinas de la catedral para espantar a malos espíritus. De ahí se dice que surgió por tanto el nombre gárgola para estos ornamentos para evacuar el agua pluvial.
Las gárgolas en la actualidad
Con el paso del tiempo se fueron desarrollando nuevas maneras de conducir el agua de lluvia lejos de los tejados y fachadas de los edificios. Por lo que el uso de las gárgolas fue perdiendo fuerza. Especialmente a partir del siglo XVIII que comenzaron a instalarse canalones y bajantes tal y como los conocemos ahora.
Además la sociedad fue dándose cuenta de que con el deterioro normal de la piedra, estos salientes podían desprenderse. Provocando grandes daños en su caída a la calle y los transeúntes. Dado lo costoso que es en muchos casos llevar a cabo su reparación. Sin embargo, aún quedan muchísimas gárgolas en iglesias y catedrales por casi todo el mundo, especialmente en Europa. Un sitio en donde aún se pueden ver este tipo de canalones en Madrid, con forma de gárgola, es en Alcalá de Henares. Existen numerosos edificios que conservan gárgolas tanto en la parte del tejado como desagüe del canalón, como en la desembocadura de las bajantes.
Y aunque el uso práctico de las gárgolas se ha visto sustituido por modernos sistemas de canalones. Aún es común añadir este elemento arquitectónico a algunos edificios para decorar su exterior. Por otro lado, es muy curioso como en la restauración de muchas gárgolas podemos encontrar elemento actuales. Haciendo un guiño por tanto al momento en el que fueron actualizadas, pero sin perder su esencia.